08 noviembre 2006
HÉROE DE ARGENTILANDIA - CAP 002
Mordisqueó una barrita de cereal y escupió rápidamente. Una y otra vez. Constantemente debía luchar contra su tendencia a sucumbir a la publicidad engañosa. Y contra su natural asco a las cosas sanas.
HÉROE DE ARGENTILANDIA - CAP 001
Una incesante sensación de sospecha me precede. - dijo, y se alejó silbando bajito por las empedradas calles de Argentilandia.
02 noviembre 2006
INTERESES
- ¿Crees que Gorostiaga es amable con vos porque es un caballero? Te quiere coger, nena... eso es lo que quiere.
Raquel no dijo una palabra, continuó mirando el mantel bordado otros treinta segundos. Por fin, su madre se cansó de esperar una respuesta y salió de la cocina, chancleteando ruidosamente.
Raquel pasó de las flores del mantel a las migas de pan. De las migas, a una palmerita mordisqueada. De ahí a la bandeja de plata labrada. De la bandeja de plata labrada al mate tallado con una cabeza de caballo, del mate a la bombilla de plata y de la bombilla de plata por fin a la ventana. Pensativa y callada, contempló mansamente la eterna llanura verde sembrada de soja que su padre le dejó al morirse.
Gorostiaga había estado yendo a visitarla seguido este último año. Era un joven apuesto, hijo del capataz de la estancia vecina. Trabajador, honrado, treintañero, curtido por el sol... Pero tal vez su madre tenía razón, tal vez no tenía buenas intenciones.
Raquel se levantó lentamente y se acomodó el vestido. Dejó de pensar en Gorostiaga y en su espalda musculosa. Dejó de pensar en su madre y sus consejos constructivos. Dejó de pensar en todo y, cancinamente, llevó sus virginales cuarenta años a pasear por la galería.
Raquel no dijo una palabra, continuó mirando el mantel bordado otros treinta segundos. Por fin, su madre se cansó de esperar una respuesta y salió de la cocina, chancleteando ruidosamente.
Raquel pasó de las flores del mantel a las migas de pan. De las migas, a una palmerita mordisqueada. De ahí a la bandeja de plata labrada. De la bandeja de plata labrada al mate tallado con una cabeza de caballo, del mate a la bombilla de plata y de la bombilla de plata por fin a la ventana. Pensativa y callada, contempló mansamente la eterna llanura verde sembrada de soja que su padre le dejó al morirse.
Gorostiaga había estado yendo a visitarla seguido este último año. Era un joven apuesto, hijo del capataz de la estancia vecina. Trabajador, honrado, treintañero, curtido por el sol... Pero tal vez su madre tenía razón, tal vez no tenía buenas intenciones.
Raquel se levantó lentamente y se acomodó el vestido. Dejó de pensar en Gorostiaga y en su espalda musculosa. Dejó de pensar en su madre y sus consejos constructivos. Dejó de pensar en todo y, cancinamente, llevó sus virginales cuarenta años a pasear por la galería.
29 octubre 2006
PROBANDO FLOCK
Estoy probando el navegador de internet llamado FLOCK, que entre otras cosas permite una administración rápida y amigable de blogs y flickr (fotos). Vamos a ver como resulta. Si tienen datos o experiencias previas, no duden en comentar. Abrazos.
17 octubre 2006
11 octubre 2006
02 octubre 2006
22 septiembre 2006
PRIMAVERA
Cerca del Ecuador hay cosas que pasan completamente desapercibidas. La llegada de la primavera es una de ellas.
05 septiembre 2006
EN CASA
Las puertas se abrieron y no pude menos que sentir que estaba llegando a mi hogar. El lugar era extraño, la multitud desconocida, hasta el olor me era imposible de identificar. Pero Claudia estaba ahí, con Renzo de la mano. Los dos con sonrisas. Los dos con lágrimas en los ojos.
Las puertas del aeropuerto se cerraron detras de mí. Estaba en casa.
Las puertas del aeropuerto se cerraron detras de mí. Estaba en casa.
24 agosto 2006
FALTA UN MES
...para que el autor de este blog retorne al país, esperemos que con ganas de postear más seguido y, sobre todo, visitar a los amigos blogueros. Hasta pronto.
03 agosto 2006
ESTAR LEJOS
Lo único bueno de estar lejos, es que uno valora aquello que, por suerte, no perdió para siempre.
30 julio 2006
TRES AÑOS DESPUÉS
Creo que nadie esperaba que volviese tan pronto. Con su mochila negra a cuestas, apareció en el bar como si nunca se hubiese ido. Saludo a todos. Los conocía bien. Se sentó en la mesa que solía ocupar cuando vivía en el pueblo. Pidió lo de siempre. Es más, usó esas palabras. El dueño del bar dudó un momento, pero recordó rápidamente a qué se refería. Sirvió la cerveza bien fría y luego volcó una medida de wishky nacional. Mandó a una de sus camareras a entregar el pedido. Ella, con recelo, cargó su bandeja y se acercó a la mesa. Lo miró con un poco de angustia, con un poco de desconfianza, con algo de temor. No pudo evitar apartar la mirada cuando él la miró a los ojos. Dejó la bebida sobre la mesa y se alejó rápidamente. Él la siguió con la mirada como lo había hecho siempre, sin perder detalle de aquellas caderas. Para él nada había cambiado. Había vuelto y nada tenía por qué ser diferente. Tres años de carcel habían pagado con creces su deuda.
28 julio 2006
DE VIAJE
Este blog pide disculpas a los lectores ya que no se responsabiliza por la dedicación de su autor. En estos momentos el tipo esta de viaje por Natal, Brasil, y parece que no tiene mucho tiempo de pasar por una computadora...
De nuevo, mil disculpas en nombre de todos los bits que hacemos este blog.
De nuevo, mil disculpas en nombre de todos los bits que hacemos este blog.
14 julio 2006
RENZO TIENE DOS
06 julio 2006
SESSION MAN
En estos momentos me siento como el personaje de este cortometraje.
Actualización: a estas alturas de la circunstancias, temo que me pasó lo mismo que a ese personaje...
Actualización 2: por un par de meses, al parecer, voy a estar fuera del país. Después de todo, no salió tan mal...
Actualización: a estas alturas de la circunstancias, temo que me pasó lo mismo que a ese personaje...
Actualización 2: por un par de meses, al parecer, voy a estar fuera del país. Después de todo, no salió tan mal...
04 julio 2006
TRISTE DESTINO ASINTÓTICO
La meta está verdaderamente cerca. Pero pareciera que con cada paso que doy solo recorro la mitad de lo que me falta...
01 julio 2006
NO ES CULPA DEL MUNDIAL
Los antifútbol seudointelectuales de siempre se llenan la boca de epítetos descalificantes contra el mundial, endilgándole la capacidad de "borrar las mentes" de los argentinos y permitir a los políticos hacer desmanes varios y llenarse los bolsillos cobijados en la sombra de los papelitos.
Pues bien, no es culpa del mundial. Es que los argentinos somos así. Los políticos no necesitan esconder nada detrás de los papelitos, si total ¿QUÉ CARAJO PUEDE HACER EL PUEBLO PARA EVITARLO?
PD: Antifútbol seudointelectuales, vayanse a cagar!
PD2: Inglaterra y Brasil eliminados: AHORA SÍ ESTOY TRISTE! (Argentina estuvo a 10 minutos de ser campeón del mundo)
Pues bien, no es culpa del mundial. Es que los argentinos somos así. Los políticos no necesitan esconder nada detrás de los papelitos, si total ¿QUÉ CARAJO PUEDE HACER EL PUEBLO PARA EVITARLO?
PD: Antifútbol seudointelectuales, vayanse a cagar!
PD2: Inglaterra y Brasil eliminados: AHORA SÍ ESTOY TRISTE! (Argentina estuvo a 10 minutos de ser campeón del mundo)
30 junio 2006
HASTA DENTRO DE CUATRO AÑOS
Por suerte, Renzo todavía no entiende bien qué pasó. En realidad, no pasó nada grave. Es una lástima, porque Argentina tenía posibilidades. Los penales son los penales, y encima el Pato se quedó sin su tarde de gloria.
Dentro de cuatro años vamos a ver qué pasa. Por ahora, por ahora nada, esperar.
Dentro de cuatro años vamos a ver qué pasa. Por ahora, por ahora nada, esperar.
28 junio 2006
TARDE SOLEADA DE JUNIO
Tarde soleada de junio. Aprovechando los últimos días templados, Don Camilo lee el diario en el patio de su casa. Sentado en un viejo sillón, con las pantuflas a cuadros y la bufanda obligatoria, repasa cansinamente los titulares. Don Camilo hace rato dejó de interesarse por las noticias. Pero el diario es un viejo vicio, casi tan viejo como él.
Don Camilo, como al pasar, resbala su mirada por el patio verde y blanco de su casa.
- Habría que cortar el pasto... - murmura.
Lentamente, con todo el tiempo del mundo, Don Camilo se incorpora y deja el diario sobre el sillón. Camina arrastrando los pies hasta el depósito. Saca una vieja cortadora de césped eléctrica, roja flamante a pesar de los años. Con mano temblorosa acierta el enchufe. Arrastra muy lentamente la cortadora hasta la punta más alejada del patio. Antes de encenderla, recorre con la mirada nuevamente todo el rectángulo de césped.
- Bueno... vamos a ver...
Enciende el motor y con un leve esfuerzo pone en movimiento las rueditas.
Cuando hubo terminado y recogido el pasto cortado en una bolsa de consorcio, repasa su obra con los ojos. Con un dejo de satisfacción, se aprueba y vuelve al diario.
Junio está apacible este año, el frío solo amagó un par de días. Esta tarde está particularmente cálida, con un sol de costado que tiñe de dorado el gomero del patio. Don Camilo, con el diario en las rodillas, recorre serenamente las blancas paredes con la mirada. De vez en cuando, la perfecta blancura del látex es interrumpida por el gris tenue del revoque aflorando.
- Mmmm, creo que hay enduído en algún lado.
Don Camilo, con perfecta lentitud, vuelve a dejar el diario sobre el sillón y entra a la casa. Minutos después, antes de ser extrañado por el paisaje impresionista del patio, sale con un pote blanco de plástico en las manos.
Con dedicación, luchando contra el temblor, rellena y alisa cada agujero de la pared. Al terminar cada uno de ellos, se aleja unos pasos y estudia el resultado con agudeza. Si está bien, continúa con el próximo. Si no lo convence, vuelve a acercarse y corrige.
Sentado nuevamente en el sillón, deja que el patio le llene otra vez los ojos de verde y blanco. Esos ojos grises que han visto tanto. Esos ojos grises que no han tenido vergüenza de llorar, a veces de alegría, a veces no.
Antes de que el sol se pierda detrás de la medianera, Don Camilo colgó plantas nuevas, arregló el macetero, regó los geranios, tiró por fin una tapa de inodoro vieja que había colgado de un clavo por años - como servía para que los pájaros se posaran a tomar el agua de la lluvia la reemplazó por un palito y un bawl de plástico naranja atado con alambre.
Don Camilo dormita en el sillón y no escucha la puerta de calle que se abre. Leonor, su hija mayor, se le acerca y lo contempla un momento. Le pone la mano en el hombro y presiona suavemente. Don Camilo, solo con esto, abre los ojos lentamente y la mira, sin decir nada.
- ¿Ya hiciste la valija? ¿Preparaste todo?
El viejo asiente con la cabeza. Ella lo toma de los hombros y lo ayuda a levantarse.
- Vamos papá que te esperan a las siete. Yo vengo de ahí, te dejé todo listo...
Don Camilo, antes de entrar por última vez a su casa, se despide del patio sin mirarlo.
- Los de la inmobiliaria van a venir mañana a mostrar la casa. Dicen que ya tienen gente interesada...
Don Camilo toma su valija marrón, casi tan vieja como él, y sale a la vereda. Sube al auto de Leonor, sin decir una palabra. Ella le pone el cinturón de seguridad.
- Ya vas a ver que no te va a faltar nada... no es lo mismo allá, que hay gente que va a saber cuidarte...
Don Camilo asiente nuevamente con la cabeza. No está triste, está sereno. Por fin, abre la boca.
- ¿Los chicos están bien?
Don Camilo, como al pasar, resbala su mirada por el patio verde y blanco de su casa.
- Habría que cortar el pasto... - murmura.
Lentamente, con todo el tiempo del mundo, Don Camilo se incorpora y deja el diario sobre el sillón. Camina arrastrando los pies hasta el depósito. Saca una vieja cortadora de césped eléctrica, roja flamante a pesar de los años. Con mano temblorosa acierta el enchufe. Arrastra muy lentamente la cortadora hasta la punta más alejada del patio. Antes de encenderla, recorre con la mirada nuevamente todo el rectángulo de césped.
- Bueno... vamos a ver...
Enciende el motor y con un leve esfuerzo pone en movimiento las rueditas.
Cuando hubo terminado y recogido el pasto cortado en una bolsa de consorcio, repasa su obra con los ojos. Con un dejo de satisfacción, se aprueba y vuelve al diario.
Junio está apacible este año, el frío solo amagó un par de días. Esta tarde está particularmente cálida, con un sol de costado que tiñe de dorado el gomero del patio. Don Camilo, con el diario en las rodillas, recorre serenamente las blancas paredes con la mirada. De vez en cuando, la perfecta blancura del látex es interrumpida por el gris tenue del revoque aflorando.
- Mmmm, creo que hay enduído en algún lado.
Don Camilo, con perfecta lentitud, vuelve a dejar el diario sobre el sillón y entra a la casa. Minutos después, antes de ser extrañado por el paisaje impresionista del patio, sale con un pote blanco de plástico en las manos.
Con dedicación, luchando contra el temblor, rellena y alisa cada agujero de la pared. Al terminar cada uno de ellos, se aleja unos pasos y estudia el resultado con agudeza. Si está bien, continúa con el próximo. Si no lo convence, vuelve a acercarse y corrige.
Sentado nuevamente en el sillón, deja que el patio le llene otra vez los ojos de verde y blanco. Esos ojos grises que han visto tanto. Esos ojos grises que no han tenido vergüenza de llorar, a veces de alegría, a veces no.
Antes de que el sol se pierda detrás de la medianera, Don Camilo colgó plantas nuevas, arregló el macetero, regó los geranios, tiró por fin una tapa de inodoro vieja que había colgado de un clavo por años - como servía para que los pájaros se posaran a tomar el agua de la lluvia la reemplazó por un palito y un bawl de plástico naranja atado con alambre.
Don Camilo dormita en el sillón y no escucha la puerta de calle que se abre. Leonor, su hija mayor, se le acerca y lo contempla un momento. Le pone la mano en el hombro y presiona suavemente. Don Camilo, solo con esto, abre los ojos lentamente y la mira, sin decir nada.
- ¿Ya hiciste la valija? ¿Preparaste todo?
El viejo asiente con la cabeza. Ella lo toma de los hombros y lo ayuda a levantarse.
- Vamos papá que te esperan a las siete. Yo vengo de ahí, te dejé todo listo...
Don Camilo, antes de entrar por última vez a su casa, se despide del patio sin mirarlo.
- Los de la inmobiliaria van a venir mañana a mostrar la casa. Dicen que ya tienen gente interesada...
Don Camilo toma su valija marrón, casi tan vieja como él, y sale a la vereda. Sube al auto de Leonor, sin decir una palabra. Ella le pone el cinturón de seguridad.
- Ya vas a ver que no te va a faltar nada... no es lo mismo allá, que hay gente que va a saber cuidarte...
Don Camilo asiente nuevamente con la cabeza. No está triste, está sereno. Por fin, abre la boca.
- ¿Los chicos están bien?
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