02 noviembre 2006

INTERESES

- ¿Crees que Gorostiaga es amable con vos porque es un caballero? Te quiere coger, nena... eso es lo que quiere.

Raquel no dijo una palabra, continuó mirando el mantel bordado otros treinta segundos. Por fin, su madre se cansó de esperar una respuesta y salió de la cocina, chancleteando ruidosamente.

Raquel pasó de las flores del mantel a las migas de pan. De las migas, a una palmerita mordisqueada. De ahí a la bandeja de plata labrada. De la bandeja de plata labrada al mate tallado con una cabeza de caballo, del mate a la bombilla de plata y de la bombilla de plata por fin a la ventana. Pensativa y callada, contempló mansamente la eterna llanura verde sembrada de soja que su padre le dejó al morirse.

Gorostiaga había estado yendo a visitarla seguido este último año. Era un joven apuesto, hijo del capataz de la estancia vecina. Trabajador, honrado, treintañero, curtido por el sol... Pero tal vez su madre tenía razón, tal vez no tenía buenas intenciones.

Raquel se levantó lentamente y se acomodó el vestido. Dejó de pensar en Gorostiaga y en su espalda musculosa. Dejó de pensar en su madre y sus consejos constructivos. Dejó de pensar en todo y, cancinamente, llevó sus virginales cuarenta años a pasear por la galería.

1 comentario:

Carlos dijo...

Bienvenido al ruedo, amigo!!! Espero que lo haya pasado bien en las vacacionessssss!