27 febrero 2006

MIEDO Y FELICIDAD



Cada vez más alto, parecía decirme. Y en esos ojos llenos de miedo y felicidad, pude ver con claridad lo que el destino le deparaba para conmigo. Quién sabe hasta cuando, totalmente en mis manos. Dependiente. Confiado. Con el corazón en la boca del susto, pero seguro en sus entrañas de que nunca lo dejaría caer. Y yo, por ahora, seguro de poder agarrarlo cada vez, todas las veces. Pero profundamente temeroso de no poder hacerlo siempre.