Trató de tragar, pero resultó imposible. Hizo el esfuerzo, con dolor, con sufrimiento. Trató de relajarse, de distender los músculos de la garganta. "Si puedo respirar, podré tragar", pensó. Pero se equivocó. Lo que tenía atorado no pasaba.
Por más que lo intentó esa mañana, no consiguió olvidar lo que debía decir y no dijo.
20 julio 2005
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