13 febrero 2006

CONVICCIÓN

Parado en el semáforo, vi pasar la caravana fúnebre con una profunda melancolía. Mi paraguas azul no hacía más que mojarme los codos asi que, en cuanto el semáforo se puso en verde, seguí mi camino zigzagueando instintivamente de alero en alero.
No supe por qué, pero me propuse decididamente no morirme en víspera de día lluvioso.

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