05 septiembre 2006

EN CASA

Las puertas se abrieron y no pude menos que sentir que estaba llegando a mi hogar. El lugar era extraño, la multitud desconocida, hasta el olor me era imposible de identificar. Pero Claudia estaba ahí, con Renzo de la mano. Los dos con sonrisas. Los dos con lágrimas en los ojos.
Las puertas del aeropuerto se cerraron detras de mí. Estaba en casa.